El sur de España ya está cosechando la patata, que en gran parte se recoge a mano, y los titulares de las explotaciones se dan de bruces con la realidad: apenas hay trabajadores extranjeros por culpa del coronavirus, mientras muchos parados españoles descartan trabajar en el campo.
Cobra sentido así el trabajo de quienes llevan años diseñando máquinas que suplen la mano de obra y que son capaces de sacar la patata con la misma delicadeza. Incluso la destinada a lavado. “Siempre teniendo en cuenta que un porcentaje elevado de esa delicadeza depende del maquinista”, como recuerda Javier Aguilera, director de Alfersan, que distribuye para toda España un referente en patata como es Grimme.
Otro punto que destaca sobre la mecanización de la patata es que la preparación del suelo es vital. “Si la tierra está suelta, sin terrones ni piedras, realizaremos un arranque sin problemas, solo pendientes de la velocidad de las cintas de la máquina”, recalca.
En plena recogida en el sur de España y mientras se acerca la campaña en Castilla y León, Aguilera también destaca “un problema” de nuestro país: es el único país en el que la carga se realiza en ‘big bags’. En esas bolsas, “cada vez que se levanta el tubérculo roza con la tela del saco y sufre, sobre todo la piel”. Y es que “a veces se culpa a la máquina, y sin embargo la culpa del mal estado del tubérculo es la forma en que se manipula después”.
Destaca máquinas “especialmente delicadas”, como la arrancadora de una hilera SE 75-55, una máquina muy fiable y con una gran capacidad de tolva, de 5,5 toneladas. Esta máquina nos recuerda que existe una relación inversa entre limpieza de la patata y delicadeza, es decir: “Cuanto más limpie la patata menos será el cuidado en el trato.
De ahí que haya que configurar la máquina antes de iniciarse la recogida, pero para ello hay que disponer de toda la información sobre cómo se ha preparado el suelo, entre otras cuestiones”, recuerda.
Su equivalente en dos hileras es la SE 260, también con arranque lateral y una tolva de seis toneladas. Es apta para tractores a partir de 110 CV.
Por su parte, la SE 150-60 “era hasta el año pasado la gama más alta de las arrancadoras de dos filas”. Un clásico del cultivo que, eso sí, requiere un conductor “muy profesional” porque limpia más el producto. Posee una tolva de hasta 7,5 toneladas, para un elevado rendimiento de superficie.
También recuerda Aguilera la familia de las EVO, “que supone un paso más allá”. La EVO 280 cuenta con una tolva de 8 toneladas, reduce los tiempos de descarga, y una plataforma de clasificación ergonómica, con espacio para hasta seis personas. Puede disponer de un descenso del cabezal de tolva, que permite una entrega cuidadosa de la cosecha al vehículo de transporte.
También se puede destacar el sistema MemoryControl (incluido de serie), para guardar y recuperar fácilmente los parámetros de arranque. Aquí destaca el Speedtronic-Sep, que es opcional y que de forma automática ajusta la velocidad de los separadores y de la cinta de clasificación.
Los dos primeros separadores permiten apartar hojarasca residual y pequeños desperdicios, lo que se realiza por medio de cintas de erizo en combinación con rodillos rascadores. Hay un tercer separador, con la opción de que sea ClodSep (para suelos con muchos terrones) o EasySe, para suelos ligeros con baja proporción de desperdicios.
Quizá lo más importante de la EVO 280 sea que su configuración “permite movernos entre dos extremos: la máxima delicadeza o la máxima limpieza”, apunta Aguilera.
Además se puede añadir el sistema Speedtronic-Web, que regula la velocidad de la cinta de arranque en función de la velocidad de avance del tractor. Es la forma de evitar los golpes al tubérculo. Para esto requerimos tener inst el sistema Variodrive, que permite contar con un canal de arranque hidráulico, de modo que la velocidad de arranque no tiene un número determinado de posiciones, “sino que su graduación es infinita”.
El ‘hermano mayor’ es la EVO 290, la arrancadora de dos hileras más grande que existe en el mercado. Se trata de una máquina equivalente a la hilera SE 75-55, pero con una tolva muy grande, de 9 toneladas. Las dimensiones de esta máquina llevaron a diseñarla con una peculiaridad: dispone de tres ejes, dos ruedas en el lado izquierdo y una en el derecho, para poder trabajar sin que la máquina se hunda en la tierra. Incluye todas las opciones tecnológicas de la 280 y además es susceptible de instalar el sistema de separación por aire AirSep, una patente exclusiva de Grimme.
La SV 260 es la máquina más delicada de Grimme y la más adecuada para lavado. La patata no encuentra ningún cambio de dirección, con cintas de gran longitud y una criba que se realiza a lo largo de toda la máquina. Incluso se puede situar al final del recorrido el separador de rodillos MultiSep, especial para tierras que se han cribado. “Lo característico es que realiza un arranque lineal y al final la patata asciende mediante un sistema de noria muy delicado, que sube la patata a la mesa de selección”.
El siguiente salto es la GT 170, que recuerda las arrancadoras de la serie SV pero sin tolva: lleva siempre un remolque al lado, con la ventaja de un rendimiento altísimo en el arranque, al no tener que hacer paradas. Es una máquina apta para superficies muy grandes o para regiones en las que se debe cosechar de forma muy rápida, como en zonas lluviosas.
Con todo, hay quien considera más útiles las máquinas autopropulsadas. En dos hileras hay dos modelos a día de hoy: Varitron 270 y Varitron 270 Terra Trac, que en el lado izquierdo tiene oruga en lugar de ruedas. Vienen a representar el concepto de una SV, solo que autopropulsada, con una tolva grande: con capacidad para siete toneladas.
El modelo Terra Trac, además, tiene dos grandes ventajas: una mayor capacidad de tracción, lo que le permite trabajar en condiciones de suelo más difíciles, y que al contar con oruga resulta más baja, lo que aprovecharon los ingenieros de Grimme para reducir aún más los ángulos de las cribas.